Hasta ayer por la tarde parecía difícil decir quién, entre Uruguay y Rusia, estaría mejor situado para enfrentarse en octavos de final. Entonces, en teoría, el gol de 3-0 de la Celeste debería haber llevado a España a preferir a Rusia. Sin embargo, la Roja jugó contra Marruecos como si no les importara mucho. Tanto es así que cuando comenzó la reanudación se encontraba en el segundo lugar del Grupo B, perdiendo 2-1 mientras que Portugal vencía a Irán 1-0. Luego estuvieron los dos minutos que pasarán a la historia no sólo por el cambio (incluso emocional) que provocaron, sino porque fue el VAR quien lo determinó. Iago Aspas marcó un gol de tacón (magnífico por cierto), pero fue anulado por el juez de línea. Pero el árbitro uzbeko Irmatov cambió la decisión cuando apareció una imagen en la que una línea roja mostraba que el delantero español (que sustituyó a Diego Costa en zapatillas) estaba efectivamente en la línea. Un gol que no habría sido suficiente sin el empate simultáneo de Irán desde el punto de penalti (también otorgado por el VAR) que volvió a alterar la clasificación.

Iniesta con dos caras

La razón por la que España se encontró en esta situación fue porque en el minuto 14 del primer tiempo, Iniesta le hizo un desastre a Sergio Ramos como nunca antes había visto en su carrera. Boutaib se coló entre los dos y corrió solo desde el centro del campo hacia De Gea para marcar el primer gol. Don Andrés entonces lo compensó con un arrebato que (dada su edad) sólo pudo haber sido alimentado por la ira por el error cometido cinco minutos antes. Llegando a la línea de gol, tras una magnífica jugada de balón de Diego Costa-Isco, colocó el balón en el centro para que el extremo de la Real empatara.