Es poco probable que al final de una historia los tres protagonistas se encuentren seriamente derrotados. Sin embargo, esto es exactamente lo que le pasó a la selección española, al Real Madrid y a Julen Lopetegui, que fue el penúltimo y último entrenador de estos dos equipos (entre los más prestigiosos del mundo). Tras la derrota por 5-1 ante el Barcelona en el Camp Nou, Lopetegui ya no está en el banquillo blanco. El técnico vasco fue despedido por el presidente Florentino Pérez, furioso por ver al Real Madrid en novena posición en La Liga, con 14 puntos. Y masacrado por los rivales blaugrana.
Adiós a la Roja
Al banquillo del club más famoso del mundo (y ganador de las tres últimas Champions), llegó Lopetegui a principios de temporada. Pero el anuncio llegó mucho antes. Y en un momento no muy feliz: el 12 de junio, tres días antes del debut de España (de la que entonces era comisario técnico) contra Portugal en el Mundial de Rusia. Un Mundial que nunca habría comenzado para Lopetegui: 24 horas después del anuncio de la “Casa Blanca”, el presidente federal Luis Rubiales habría despedido a su entrenador, confiando el equipo al director deportivo de La Roja, Fernando Hierro.
El desastre español
Todos sabemos cómo fue el Mundial en España. Tras el debut por 3-3 ante Portugal, llegó la gris victoria ante Irán y el polémico empate ante Marruecos, que desembocó en una difícil clasificación para octavos de final. Pero la prueba del paulatino declive de España (a medida que los días se hacían más largos desde la expulsión de Lopetegui) se encontró en los 1.114 pases completados por La Roja para empatar 1-1 con Rusia, que luego ganó en los penaltis.
El doble arrepentimiento
El resultado habría sido un arrepentimiento doble y feroz. Porque la Roja había llegado como favorita al Mundial, gracias a 20 partidos sin perder bajo el liderazgo de Lopetegui (la Italia de Ventura sabe algo de eso): el técnico, campeón de Europa en 2013 con su equipo sub 21, había logrado un pequeño Obra maestra en la gestión de la transición del fenomenal bloque barcelonista a la mezcla con los jóvenes fenómenos de la nueva Real y los nombres dispersos que sigue produciendo la siempre prolífica fábrica de talento ibérico. Y dada la tendencia a este lado del ranking mundial, no habría sido demasiado complicado para una España con un liderazgo sólido llegar a la final para disputar el título con Francia. Sin empezar como un outsider, todo lo contrario.
El Renacimiento
La demostración de todo ello se produjo acto seguido, cuando llegó al banquillo de la Roja el exentrenador de la Roma y el Barcelona, Luis Enrique. Con él, España volvió a ganar y a dar espectáculo (aparte de la reciente derrota en casa en la Liga de las Naciones contra Inglaterra, que ciertamente no es tan pobre como Rusia).
lo hundo
Y a medida que España renacía, el Real comenzó a descender en una crisis que abrió los ojos a muchos sobre por qué Zinédine Zidane se había despedido y le había dado las gracias inmediatamente después de ganar la tercera Liga de Campeones consecutiva. Por un lado, Zizou es lo suficientemente inteligente como para saber que jugar con Cristiano Ronaldo (y sus 50 goles por temporada) o sin marca una cierta diferencia. Por otro lado, era totalmente predecible que el grupo capaz de este legendario triplete tarde o temprano mostrara signos de desaceleración. Llegó puntual, entre la Supercopa de Europa perdida en el derbi contra el Atlético, las derrotas ligueras en Sevilla (3-0) o en casa contra el Levante, o incluso la de Moscú contra el CSKA en la Liga de Campeones. Hasta el desastre del Camp Nou, donde el destino de Lopetegui ya estaba claro para todos.
¿Y ahora?
España se ha reiniciado con Luis Enrique. El Real Madrid volverá a partir (al menos de momento) de Santiago Solari. La verdadera incógnita es dónde volverá a empezar Lopetegui. ¿Quién es un buen entrenador, víctima por un lado de su ambición (aunque podemos entender el encanto de una llamada del Real a un entrenador de 51 años), por otro lado de una elección comprensible pero, con la retirada? -demasiado precipitada- de la federación española. En 138 días, Lopetegui pasó de tenerlo todo (una selección entre las favoritas al Mundial y el club más famoso y fuerte que existe) a nada. El fútbol griego no es el mejor en estos momentos, pero empezar desde el país que inventó el concepto de «hubris» (orgullo castigado por los dioses) podría ayudar. Concepto retomado siglos después (y simplificado) en Italia, a partir del famoso axioma “Quien quiere demasiado no consigue nada” (© Mike Bongiorno). Aunque ahora parezca difícil de creer, Lopetegui es y sigue siendo un buen entrenador. A tener en cuenta, la próxima plaza que queda disponible.
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