Los felinos han estado en la Tierra durante millones de años más que los humanos. Hoy en día son compañeros de hogar y luego formidables depredadores. Y ahora se suma otra a la lista de especies conocidas: se han descubierto en Madrid los restos de un gato prehistórico que vivió en el Mioceno, hace unos 15,5 millones de años.
Lo llamaron Magerifelis combi, un nombre lleno de significados: «Magerit», el nombre del fundador de Madrid, «felis», que en latín significa gato, y «Peignei» en homenaje al paleontólogo francés Stéphane Peigné, que trabajó para Muchos años con el equipo de paleontólogos que descubrieron el fósil, hasta su muerte en 2017. Los restos fósiles de este felino fueron encontrados en 2007 durante unos trabajos en la estación de Príncipe Pío. Esta zona es hoy un importante sitio arqueológico.
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La mandíbula fósil de Magerifelis combei es excepcional por dos motivos: está muy bien conservada, prácticamente completa, y tiene una característica única: un segundo molar muy pequeño (marcado como M2 en la imagen). Un segundo molar que no aparece en el gato moderno ni en ningún otro felino fósil excepto Proailurus, el felino más antiguo conocido que data de hace 25 millones de años.
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“La mandíbula es muy robusta comparada con la de felinos de tamaño similar, lo que sugiere una adaptación para resistir grandes tensiones durante la mordedura, probablemente debida a la captura de presas relativamente grandes”, explica Manuel Salesa, investigador del Museo. Por tanto, podemos decir que Magerifelis combi podría cazar animales de mayor tamaño que los gatos domésticos actuales. Su dieta se componía principalmente de roedores, aves y lagomorfos e incluso pequeños mustélidos. Todos estos animales fueron encontrados en el mismo sitio.
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Un gato tan especial como el hábitat en el que vivía: según el Museo Nacional de Ciencias Naturales, el clima era más cálido que el actual y su paisaje «estaba dominado por vastas praderas arboladas con zonas con mayor vegetación, en forma de manchas forestales». donde muchas especies de animales encontraron refugio». Además, en la región de Madrid abundaban en aquella época rinocerontes como el Hispanotherium matritense, mastodontes, paleómeros, parientes lejanos de los ciervos, bóvidos, caballos de tres dedos y jabalíes. También había superdepredadores. como los grandes úrsidos y anfifónidos -versiones gigantes de los lobos-, así como los ailuridos -parientes de los pandas rojos-, mustélidos y pequeños felinos.
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