Una vez más, como ya ocurrió con la alianza gubernamental con la Liga de Matteo Salvini, el Movimiento 5 Estrellas se basará en la opinión de los ciudadanos, recogida a través de la plataforma Rousseau, para decidir si da luz verde al gobierno Giallorossi, en colaboración con el PD. y en Conte-bis. Sin embargo, el del Partido de las Cinco Estrellas no es el único ejemplo de democracia directa basada en las posibilidades que ofrece la tecnología: desde hace varios años asistimos a la propuesta de soluciones digitales que pretenden hacer protagonistas a los ciudadanos en lugar de dejar las decisiones únicamente en manos de en manos de partidos y políticos.
¿Qué son las plataformas de democracia directa?
El concepto detrás de las plataformas de democracia directa es muy simple. El objetivo es proporcionar a los ciudadanos un espacio útil para debatir y expresar su opinión, con influencia directa en las elecciones de un partido. En otras palabras, la plataforma Rousseau y ejemplos similares marcan la entrada a la era de la “desintermediación”, tal como la define el representante de cinco estrellas Roberto Fico, presidente de la Cámara de Diputados.
El ejemplo español de Podemos
Junto al Movimiento 5 Estrellas y Rousseau, la plataforma “Participa” del partido español Podemos es uno de los ejemplos que más atención ha llamado en los últimos tiempos. Además de ser una prueba de que estas soluciones digitales, como explica Paolo Gerbaudo en The GuardianParticipa, hasta ahora limitado principalmente a partidos populistas, representa plenamente la idea de democracia directa y participación ciudadana de primera mano. De hecho, el portal permite tanto votar como, no menos importante, participar en discusiones en un área denominada “Plaza Podemos”, que en su funcionamiento se asemeja a los foros de la red social Reddit. A partir de ahí, pueden surgir propuestas en las que los líderes de los partidos puedan inspirarse para futuras votaciones.
Los pioneros: partidos piratas y democracia líquida
Antes de Participa y Rousseau, los partidos piratas del norte de Europa habían abierto oficialmente la era de la democracia directa basada en la tecnología, introduciendo el uso de LiquidFeedback. Sin embargo, a diferencia de los ejemplos más recientes, esta plataforma aplica los principios de la democracia líquida: además de poder votar sobre las preguntas propuestas, LiquidFeedback permite a los ciudadanos delegar su voto si una persona no se considera lo suficientemente preparada para expresar una opinión y influir en la decisión final de una parte. De esta manera es posible fomentar una mayor participación ciudadana. Como explica The Guardian, según Andreas Nitsche, uno de los fundadoresLa plataforma se basa en la idea de que “dar más poder a los diputados simples puede hacer que los partidos estén más atentos a las necesidades de la sociedad”.
El caso de Estonia
En el contexto europeo, destaca el caso de Estonia, que se convirtió en el primer país en introducir el voto electrónico en 2005, inicialmente limitado a consultas administrativas y luego extendido a las elecciones políticas. En uno de los países más digitalizados del mundo, los ciudadanos han adoptado fácilmente esta solución, hasta el punto de que en 2014, el 30% de la población optó por el voto electrónico. En cambio, la plataforma utilizada por los estonios para crear nuevas iniciativas, discutir y votar propuestas legislativas se llama «Rahvaalgatus», que se presentan al Parlamento cuando se alcanzan las 1.000 firmas.
¿La democracia directa como herramienta de propaganda?
Más allá de las interesantes posibilidades que ofrece, las experiencias de democracia directa también han puesto de relieve ciertos límites a lo largo de los años. El principal se refiere al uso de estas plataformas como una especie de herramienta de propaganda: a menudo sucede que los ciudadanos se ven influenciados en su juicio por la forma en que se formulan las preguntas o por el momento elegido para las votaciones. De esta manera, los portales pueden reducirse a medios útiles únicamente para confirmar decisiones ya tomadas por los líderes políticos. Como señala The Guardian, de hecho, sólo en dos ocasiones, de un total de 40 referendos, los miembros de la plataforma Rousseau votaron contra la voluntad del partido. Sin embargo, el número de casos cae a cero si consideramos los diez referendos online organizados por Podemos.
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