ROMA. “Buscamos justicia, justicia verdadera y seria. Creo que es muy importante acelerar este procedimiento: las investigaciones realizadas en Italia podrían conducir a una justa condena”. Palabras de Luigi Ciatti, padre de Niccolò, el joven de 21 años asesinado en la discoteca de Lloret de Mar, Costa Brava, la noche del 11 al 12 de agosto de 2017 mientras estaba de vacaciones con unos amigos.
El 3 de junio, la Audiencia Provincial de Girona, España, condenó a Rassoul Bissoultanov, un ciudadano checheno de 29 años que golpeó a la víctima y le provocó la muerte a puntapiés en la cabeza. El alcance de la pena de Bissultanov será fijado en los próximos días por los jueces y será de entre 15 y 25 años de prisión, según el código penal español. Pero, dice Papa Ciatti, «no puedo pensar que Bissultanov sea liberado después de 15 años». Según la abogada Agnese Usai, abogada de la familia Ciatti, «en España todavía no existe ningún mecanismo y el imputado, aunque sea condenado, puede salir del país y quedar impune mientras espera la apelación». No solo eso: “Esa tarde había tres chechenos y en España uno de ellos nunca ha sido identificado -subraya el letrado-. En Italia encontraron la prueba, en España ni la buscaron”.
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