La tradicional fiesta española de la trashumancia vuelve a las calles de Madrid. Más de mil ovejas y cabras invaden las calles de la capital desviando el tráfico del centro de la ciudad, una auténtica invasión ovina. Para muchos es una fiesta increíble, como dice esta señora. Algo para no perderse.
Lo tradicional Festival Español de la Trashumancia vuelve a las calles de Madrid. Más de mil ovejas y cabras invaden las calles de la capital desviando el tráfico del centro de la ciudad, una auténtica invasión ovina. Para muchos es una fiesta increíble, como dice esta señora. Algo para no perderse.
Bailes y cantos alegraron la jornada a turistas y españoles. En un derroche de colores y celebración. El evento reivindica el papel de la trashumancia y la agricultura extensiva como herramienta para la conservación de la biodiversidad y la lucha contra el cambio climático.
“Los ovinos y bovinos tienen su rol en el ecosistema. Para eso, el ganado debe vivir en fincas no intensivas, que no son macro-fincas, sino que están basadas en el medio ambiente”, explica un pastor. Algunos también señalan que ahora hay cada vez menos pastores. “Se está perdiendo la tradición porque los ingresos son muy bajos”.
El evento, que se originó en 1994, permite a los pastores ejercer su derecho a utilizar las rutas tradicionales para migrar su ganado desde el norte de España a tierras más al sur para el pastoreo de invierno.
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