Incluso el mundo del vino tiene que lidiar con el cambio climático, y un productor español ha encontrado soluciones innovadoras.
No tiene sentido enterrar la cabeza en el suelo y pretender que todo está bien: el cambio climático es real y, de hecho, ya está roto en ciertos sectorestambién incluyendo agricultura ellos o ellos granjas. Las cadenas de suministro que bordean (y a veces, como en el caso de las prácticas agrícolas, invaden) el mundo de vino y viticultura, tanto que un productor español -el catalán Torres – decidió anticiparse y comenzar a experimentar con soluciones innovadoras para enfrentar lo que, en muchos sentidos, podría ser el mayor desafío de nuestro futuro.
Soluciones que pasan por plantar vid a mayor altura (recientemente la empresa en cuestión plantó vid a 950 metros sobre el nivel del mar, a los pies de los Pirineos catalanes, y compró terrenos a 1200 metros), retrasando el proceso de maduración para que se produzca más tarde con cultivos de cobertura y manejo de canopia y follaje, instalación de marquesinas metálicas complementadas con paneles solares fotovoltaicos para reducir el estrés hídrico y, al mismo tiempo, generar energía eléctrica. Sin embargo, las novedades van más allá del aspecto agrícola más directo y de hecho también conciernen a la propia bodega: se han instalado grandes globos encima de los depósitos de acero inoxidable, por ejemplo, que captan el CO2 producido durante el proceso de fermentación, para luego poder reutilizarlo en el posterior proceso de vinificación.
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