2023 será un año crucial para la política española con una serie de candidaturas electorales previstas para el 28 de mayo antes de las elecciones generales previstas para diciembre. Con la excepción de Andalucía, Cataluña, Galicia y el País Vasco, se convocará a los ciudadanos a renovar los Consejos Regionales en Aragón, Asturias, Baleares, Canarias, Cantabria, Castilla-La Mancha, Castilla y León, Valencia, Extremadura, Madrid, Murcia, Navarra y La Rioja. Los últimos meses de 2022 se han caracterizado por una creciente polarización entre el gobierno presidencial Pedro Sánchez y partidos de oposición. En el centro del enfrentamiento, además de la adopción de medidas anticrisis para luchar contra la inflación récord (6,8% en noviembre), la derogación del delito de sedición (sustituido por el de desorden público agravado) y la reducción significativa de las sanciones por la malversación de fondos sin fines de lucro que recibió la luz verde final del Senado.
En el primer caso, el texto prevé penas máximas de hasta 5 años, frente a los 15 previstos en el código penal vigente antes de la reforma, mientras que para el segundo delito la pena máxima bajará de 12 a 4 años. Sánchez y varios destacados representantes del Ejecutivo aseguraron que estos cambios en el código penal pretendían «homogeneizar» la legislación española con la de otras democracias europeas. El Partido Popular (Pp), Vox y Ciudadanos, sin embargo, acusaron al jefe del Ejecutivo de haber hecho otra «concesión» a los partidos independentistas catalanes, en particular a Esquerra Republicana de Cataluña (ERC), para mantenerse en el poder «poniendo en peligro» el orden constitucional.
La reforma del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) y del Tribunal Constitucional es otro campo de batalla que se arrastra desde hace más de tres años y medio con el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y el PP sin poder llegar a un acuerdo que ponga en marcha acusaciones mutuas de querer «controlar» la justicia. El pasado 19 de diciembre, el Tribunal Constitucional paralizó efectivamente el trámite parlamentario en el Senado tras la luz verde del Congreso de los Diputados con un decreto de urgencia sobre la reforma del sistema de elección de magistrados tras un recurso presentado por los partidos populares. Sánchez aseguró que el Gobierno «respeta» esta decisión pero anunció que se tomarán «todas las medidas necesarias» para poner fin a este bloqueo y hacer cumplir la «voluntad popular».
En un contexto de fuerte polarización, los dos bandos intentan cerrar filas para presentarse mejor en los distintos encuentros electorales locales que podrían dibujar un nuevo mapa político en España. La mayoría de las encuestas publicadas periódicamente por varios institutos de sondeo ven al PP con ventaja -con un margen más o menos marcado- sobre los socialistas. Sánchez, en particular, tendrá la difícil tarea de cohesionar al partido tras las declaraciones de algunos líderes regionales que han expresado públicamente fuertes reservas sobre la reforma del código penal aprobada recientemente. En los últimos días, el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, se ha desmarcado de las declaraciones del consejero de Presidencia, Félix Bolaños, de que los socialistas locales «entienden» la hoja de ruta del Gobierno en Cataluña. “No considero de izquierda defender el privilegio territorial, ni creo que debamos estar de acuerdo con los delincuentes en su propio castigo”, dijo García-Page. Críticas similares también expresó el presidente de Aragón, Javier Lambán. En la izquierda del PSOE, la gran novedad política la representa la plataforma Sumar lanzada por la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, una de las representantes más populares del ejecutivo. Un amplio frente progresista «desde abajo» y vinculado a las asociaciones sobre el que Unidas Podemos insistía en la «claridad» habiéndola señalado en reiteradas ocasiones como su aliado «natural» a nivel local y candidato favorito en las elecciones legislativas.
El PP de Alberto Núñez Feijóo, por otro lado, parece haber perdido impulso después de asumir como líder del partido hace aproximadamente un año. Según una encuesta realizada por Sigma Dos para el diario «El Mundo» publicada el 4 de diciembre, la formación conservadora ganaría las elecciones con el 29,1% de las preferencias por delante de Pose con un 25,9%, cayendo por primera vez en un 30%. mientras que el partido soberano Vox gana apoyo alcanzando el 14,9%. Con estas previsiones, el bloque de derechas de PP y Vox no sería capaz de alcanzar los 175 escaños necesarios para la mayoría absoluta en la primera votación en el Congreso de los Diputados. Sin el apoyo de la formación soberana, por tanto, el pueblo popular no tendría posibilidad de ocupar el palacio de la Moncloa (sede de la presidencia del gobierno) salvo durante la segunda votación en la que basta una mayoría simple. Para ello, sin embargo, Feijóo tendría que llegar a un acuerdo con el partido de Santiago Abascal bien con la asignación de puestos directos en un ejecutivo conservador, como ocurrió en Castilla y León, bien con apoyo externo: en ambos casos, el líder popular que él sería llamado a una difícil negociación que siempre afirmó querer evitar.
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