Treinta años de guerra contra los salarios. El último cuaderno de Cestes

El centro de estudios Cestes acaba de publicar su último cuaderno sobre el tema: «Después de la Guerra de los Treinta Años… no se descarta un retorno». El cuaderno está dedicado al tema salarial que se ha convertido desde hace años en una verdadera emergencia social y política en nuestro país.

De más. Es un factor devastador en la regresión social global en la que las políticas antipopulares en nombre de la austeridad y la primacía de la empresa -a expensas del trabajo- han sumido al país durante los últimos treinta años.

El cuaderno Cestes, en colaboración con Usb, reconstruye así la historia de cómo, durante los últimos treinta años, los bajos salarios en Italia han sido la constante de todas las opciones políticas e industriales.

«Décadas de retrocesos nos han dado el hecho de que hoy millones de trabajadores y trabajadoras han visto fijados sus salarios, por contratos nacionales demasiado benévolos, por debajo de los siete euros brutos la hora, un constante empeoramiento de las condiciones laborales entre precariedad, flexibilidad, aumento de la productividad y ritmos de trabajo, jornada parcial obligatoria, despidos a ciegas, condiciones de seguridad laboral cada vez más degradadas“, escribe la introducción del cuaderno de Cestes que, sin embargo, capta las consecuencias en la actualidad: “Estamos ante un panorama de escombros, devastación social y ambiental, multiplicada y ensangrentada por la guerra, luchamos por ver el final del túnel que sólo puede materializarse sobre las piernas de una entrada en el campo contundente, decidida y tenaz por el movimiento de los trabajadores y las masas populares”.

La labor de Cestes parte precisamente del notorio acuerdo del 23 de julio de 1993, conocido como «Protocolo sobre política de ingresos y empleo, sobre modalidades contractuales, sobre políticas laborales y sobre apoyo al sistema productivo» (Protocolo Ciampi-Giugni), que todavía representa un punto de inflexión en la historia del movimiento obrero y la contraofensiva patronal.

No es casualidad que la evolución de los salarios en Italia en comparación con otros países «desarrollados» sea de menor signo precisamente calculando su poder adquisitivo a partir de estos años.
«Un acuerdo interconfederal, concertado y firmado por la CGIL CISLUIL, que marcó claramente una tendencia de redistribución enteramente a favor de los patrones y las finanzas, un enorme drenaje de la riqueza producida por el trabajo hacia la ganancia y la renta financiera. Un acuerdo que aplicaría de forma concreta las políticas monetaria y económica del Tratado de Maastricht un año antes”.

En nombre de una lucha contra la inflación ya ampliamente derrotada a principios de la década de 1990, en términos de negociaciones nacionales con la abolición de la indexación de salarios a la inflación (escala móvil, o revalorización automática de salarios) partimos del criterio de programación inflación, en consulta entre el gobierno – empresarios – sindicatos, al IAPC.

Este último es un índice vinculado a la economía de la UE que excluye expresamente los recursos energéticos del cálculo de la inflación.

En cuanto a la negociación de segundo nivel (territorial y/o de empresa), la negociación sobre “temas e institutos diferentes y no repetitivos” fue blindada de la negociación colectiva nacional, llegando luego a prever “derogaciones peyorativas” respecto de la CCNL y las disposiciones legales.

En materia salarial, los salarios fueron cada vez más ligados al desempeño económico de las empresas e interviniendo a favor de estas últimas con recursos públicos en términos de desgravación como única intervención encaminada a ampliar la negociación de segundo nivel, que aún hoy es muy limitada (hoy en día una se proporciona el «elemento económico de la garantía», pero no es exigible).

«Con sólo considerar la disposición constitucional, es evidente que los arreglos contractuales de los últimos treinta años no han permitido estructuralmente que la remuneración sea «proporcionada a la cantidad y calidad del trabajo» y «suficiente para asegurar una existencia libre y digna». y su familia”, y que estas estructuras han acompañado y favorecido, no un elemento secundario, una neutralización de la fuerza contractual de los trabajadores”.

Finalmente, el cuaderno de Cestes señala cómo en Italia el actual gobierno de Meloni está proponiendo, «con además toda la parafernalia del odio y propaganda de derecha, las mismas recetas antipopulares en la continuidad del anterior gobierno de Draghi y con la programación dictada por los intereses del gran capital”. Una política que quiere dar un nuevo golpe decisivo a los restos de derechos sociales.

Pero años de ataques a los salarios en Europa también comienzan a registrar crecientes movimientos sindicales y de respuesta social. «La aceleración de las crisis y las contradicciones empieza a corresponder a una reanudación de importantes signos de lucha de clases en varios países europeos (de Francia a Alemania, de España a Grecia, de Portugal al Reino Unido)”.

Por último, pero no menos importante, el cuaderno discute los méritos del “aquí y ahora” en nuestro país. «En Italia necesitamos recuperar el terreno perdido, pero para ello es fundamental expresar un nivel general de conciencia y disposición al conflicto que hoy todavía no alcanza los niveles necesarios.”.

Es necesario volver a las plazas, luchar y hacer huelga también en nuestro país, para reconstituir este movimiento de clase masivo que había barrido Italia y la había cambiado profundamente en las décadas que precedieron a los años 80 y 90.

Debemos contar con la complicidad de los sindicatos colaboracionistas por todo el daño que han causado con sus opciones políticas de desarme real de la capacidad de influencia del movimiento obrero.

El cuaderno de Cestes sale en vísperas de la huelga general del 26 de mayo, cuyas consignas son simples y claras: «10 euros la hora de Smic, 300 euros de incrementos netos en nómina”.

– © Reproducción posible CON EL ACUERDO EXPLÍCITO de los EDITORES de CONTROPIANO

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Zacarías Fermin

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