La etapa de la Vuelta al País Vasco, la Etxarri Aranatz-Legutio, se vio empañada por una caída múltiple a 35 kilómetros de la meta. Participaron diferentes corredores, entre ellos el ganador de los dos últimos Tours de Francia, el danés Jonas Vingegaard, el campeón belga Remco Evenepoel y el olímpico de contrarreloj Primoz Roglic. Ce qui suscite l’inquiétude, c’est l’état de santé de Vingegaard, qui est resté longtemps immobile au sol, comme le rapporte l’édition en ligne de ‘Marca’, avant d’être placé sur une civière et emmené dans una ambulancia. El campeón acabó al borde de una zanja de drenaje y probablemente también chocó contra una señal de tráfico, pero aún así habría permanecido consciente durante las fases de rescate. Roglic y Evenepoel también resultaron heridos en la terrible caída y lograron volver a levantarse, no sin consecuencias. En el caso del belga en particular se plantea la hipótesis de una fractura de clavícula. La carrera fue neutralizada para ayudar a los heridos pero luego el jurado, a 20 km de la meta, permitió que los seis escapados cerraran la carrera para ganar la etapa. Al final, el ganador fue el sudafricano Louis Meintjes.
Los corredores involucrados
Además de Vingegaard, también estuvieron Evenepoel y Roglic, el australiano Jay Vine, el belga Quinten Hermans, el estadounidense Sean Quinn y el eritreo Natnael Tesfatsion. Cuenta ‘Marca’ que Roglic, que se levantó solo, se marchó y saludó con el pulgar a quienes le preguntaban por su estado. Evenepoel prefirió que lo llevaran al hospital. En cuanto a Vingegaard, que permaneció inmóvil en el suelo durante varios minutos y luego fue trasladado en ambulancia, su equipo, Visma, anunció en un tuit que «Jonas está consciente y se encuentra actualmente en control en el hospital. Gracias por todos los mensajes. Más información sobre Su condición se publicará más tarde.» Mientras tanto, en su edición online, ‘Marca’ informa de que el Tour presenta grandes riesgos tanto para Vingegaard como para Evenepoel. Todo ello una semana después de la mala caída de Wout Van Aert durante la Travesía de Flandes, durante la cual el belga sufrió diversas fracturas que parecen haber comprometido buena parte de su temporada. Precisamente por miedo a posibles nuevos accidentes, los organizadores de la París-Roubaix del próximo domingo han decidido, a petición del sindicato de ciclistas y con el acuerdo de las autoridades locales, insertar una chicane antes de la entrada al bosque de Arenberg para limitar la velocidad de quienes afrontan este tramo de carretera, símbolo de la “Reina de las Clásicas” y, a menudo, resultado decisivo para la finalización de la prueba.
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