En un intento de contribuir al crecimiento de la calidad del gobierno local, nuestra asociación «Il Rosso non è il Nero» se ha centrado en dos pilares, desde la elaboración del documento «Savona, visión y proyecto» elaborado para las elecciones municipales. 2021: el de la descentralización en la dimensión de la ciudad, y el de entender como primer punto de una idea básica de «Savona fuera de Savona»:
Naturalmente, el tema del barrio (que se muestra, en este caso, en una visión ampliada de lo que era el antiguo PRIS y ahora también incluye el Valle de Bormida) aún necesita una implementación de planificación para ubicarse en el nivel de indicación. de concreción tanto en relación a los objetivos, tanto en relación a la instrumentación.
En tiempos de gran dificultad desde el punto de vista de los recursos energéticos (dificultad que hay que afrontar sobre todo en términos de reactivación industrial del territorio) escribimos y hablamos de «comunidades energéticas».
En los últimos años, el mundo de la energía ha sufrido una profunda transformación, que está cambiando la forma en que consumimos y producimos.
Existe un deseo creciente de incrementar la producción de “renovables” tanto con la construcción de grandes centrales eólicas y fotovoltaicas, como por parte de particulares, empresas y administraciones públicas con pequeñas y medianas centrales eléctricas. En este contexto, se están constituyendo las Comunidades Energéticas, que permiten unir varios sujetos en una sola entidad para producir, autoconsumir, vender y compartir energía eléctrica, con la garantía de recibir una rentabilidad económica proporcional al virtuosismo de su consumo. comportamiento. .
En Italia, sin embargo, esta solución es vista con hostilidad y las propuestas presentadas en este sentido tropiezan con obstáculos, a la espera de decretos que no llegan.
Un ejemplo viene de España y se refiere a los dos aspectos de la historia: tanto desde el punto de vista del suministro energético como desde el punto de vista de la estructuración de herramientas que crean vínculos positivos entre diferentes realidades territoriales contiguas: esencialmente herramientas para .
La noticia se refiere al territorio de Navarra en el que 28 municipios se han constituido en «comunidades energéticas».
Veamos esquemáticamente el proyecto.
Cada municipio de los 28 integrantes de la comunidad energética ha puesto a disposición todas las cubiertas públicas válidas para producir electricidad limpia y renovable: cubiertas sobre las que se instalarán 7.967 paneles fotovoltaicos que cubrirán una superficie de 23.900 metros cuadrados.
Una vez instalados, estos paneles desarrollarán una potencia de 3.584 kW que se distribuirán entre 5.377 viviendas y comercios, que se han sumado a este proyecto reduciendo 22.405 toneladas de CO2 al año: un poco como plantar más de 89.000 árboles.
Un proyecto innovador y ambicioso del que hay que subrayar ciertas particularidades:
1) el carácter democrático del proyecto renovable porque no está centralizado sino distribuido en el territorio
2) las personas se transforman de usuarios a controladores de la energía que utilizan;
3) dentro de la comunidad energética, cada municipio miembro podrá gestionar de forma autónoma la energía eléctrica producida por los paneles fotovoltaicos, adaptándose a las necesidades de sus miembros, liberando así recursos para ser utilizados en la mejora de la tecnología.
En el caso particular de Navarra, la comunidad energética se financia con fondos del PNRR español, que ha hecho de la salida de España de las energías fósiles una de sus prioridades estratégicas.
No hace falta contagiar entusiasmo fácil: aún queda un largo camino por recorrer para consolidar y hacer prevalecer estas experiencias, pero el lanzamiento por nuestra parte de un razonamiento encaminado en la dirección señalada es quizás el caso para empezar a sugerirlo.
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