El trágico accidente. Era el 20 de marzo de 2016.
La carta de los familiares de las víctimas italianas. En el trágico accidente fallecieron 13 alumnas. Siete de ellos eran italianos.
Está muerto Santiago Rodríguez Jiménezel conductor del autobús que 20 de marzo de 2016 en Freginals en España, se perdió provocando la muerte de 13 estudiantes erasmusde los cuales siete son italianos y entre ellos también los genoveses Frances Bonello.
El hombre murió de un infarto. Santiago Rodríguez era el único imputado y con su muerte concluye efectivamente el proceso penal.
“7 años después, en el mismo período del año en que fallecieron nuestras hijas -escriben en una carta los familiares de las víctimas italianas- recibimos la noticia del fallecimiento de Santiago Rodríguez Jiménez, el conductor. Golpeado por un infarto.
Así termina nuestra historia jurídica. No se dictará sentencia porque la responsabilidad penal es personal.
En el otoño de 2022, todos juntos tomamos una decisión dolorosa y difícil, acordando un acuerdo de culpabilidad con la emisión de una sentencia de condena para el conductor; quien, a cambio de una reducción de pena, finalmente reconocería su responsabilidad.
Un largo proceso de contactos y mediación liderado por nuestros abogados en España, que se saldó con el apoyo de todas las partes civiles y del propio demandado.
Nos informaron que una huelga de dos meses de los secretarios judiciales había impedido que se realizara la audiencia de culpabilidad, pero que la fecha se acercaba y que el fiscal ya había presentado el informe para el Juzgado con los términos del acuerdo de conciliación.
No había sido fácil para nosotros decidir: alguien dudaba, alguien estaba en contra. Pero desde el 20 de marzo de 2016 nos hemos convertido un poco en una gran familia y al final la elección se hizo y se comunicó en España.
Este asunto nos quitó demasiado, pero la dignidad se quedó con nosotros: durante años nos negamos a pasar por un proceso que no queríamos iniciar.
Hemos perdido la confianza en un país donde el ejercicio de la justicia depende de la capacidad y el número de aulas o de las reivindicaciones sindicales, por legítimas que sean, de una secretaria.
Un estado en el que la indemnización de las víctimas de accidentes de tráfico valga menos que la de otros accidentes, para no pesar sobre las aseguradoras. Entonces, es mejor salir de ella cuanto antes, para no sufrir más.
Ni siquiera eso fue posible. Solo tenemos la noticia de que el conductor habría regateado: es nuestra única no condena.
Sin embargo, queremos recordar, para cerrar el capítulo más doloroso de nuestras vidas, lo que siempre hemos sostenido: los verdaderos culpables no habrían estado en esta sala que de todos modos no estaba allí.
Ningún secretario en huelga le entregaría una citación.
La empresa de transporte que había permitido que una persona que ya no era joven y con problemas de salud viajara demasiado tiempo sin un reemplazo; la asociación de estudiantes (albergada y patrocinada por una universidad que luego se escindió) culpable de organizar una excursión durante la cual los conductores tuvieron que moverse y permanecer despiertos durante más de 24 horas consecutivas; el representante de la propia asociación que había filmado al conductor por la mañana, viéndolo sujeto a la somnolencia, pero que pasada la medianoche había subido a 50 personas a este autobús, sin pedir un guía de reemplazo.
Las carreteras españolas, cuyas barandillas eran y son muy, muy antiguas.
Incluso si todos fueran castigados, nuestras chicas aún se habrían ido.
Nuestro llamado es para aquellos que tienen responsabilidades y que pueden marcar la diferencia ejerciendo un mayor control sobre quién lleva su nombre; regular de una vez por todas el transporte de pasajeros sin temor a perjudicar los intereses económicos; establecer reglas uniformes de compensación de daños que valoren la vida y fomenten la conducción segura. Sólo así la Europa de la que nuestras hijas se han sentido ciudadanas puede ser un lugar seguro y justo. Siempre estaremos ahí para hablar de ello y construir. Para desenterrar y reclamar no. La caminata ha terminado.
Se lo debemos a Elena, Elisa y Elisa, Francesca, Lucrezia, Serena y Valentina. Más aún gritamos #FradiNoi”
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