El segundo año de Ventura como seleccionador de Italia también empezó con una derrota. Pero el del Bernabéu rojo de España es dramáticamente más serio que el primero contra Francia, en su debut en Bari, porque el 3-0 es una lección durísima que aleja a los azzurri del Mundial. De ahora en adelante, salvo un cambio impensable, sólo nos queda una ruta peligrosa y resbaladiza para llegar a Rusia el próximo verano: las represas en noviembre. Mientras tanto, tras echar un vistazo a la clasificación, necesitarán ganar el martes por la noche en Reggio Emilia contra Israel para asegurarse el segundo puesto. Y no será fácil después de una derrota como ésta y sin que otro defensa, Bonucci, sea descalificado.
Ventura se atreve y pierde. Italia agacha la cabeza tras 56 partidos útiles en las eliminatorias mundiales y europeas. El 4-2-4 sólo consigue ceder el centro del campo a España. Casi nunca nos emocionamos. Una selección fea y andrajosa. De Rossi y Verratti, centrocampistas de lujo, acaban superados por los regates de la Roja, que gana primero el reto de la posesión del balón y luego el partido esparciéndose al final. La idea de sorprender a nuestros rivales con un equipo de tracción delantera no funciona. Nos falta ritmo, intensidad, convicción y precisión en nuestras salidas.
España, que lleva dos resultados de tres, ignora los abucheos del catalán Piqué desde una parte del estadio. tomar inmediatamente el control del partido y especialmente del mediocampo, donde estamos constantemente en inferioridad numérica. Isco es el diablo que borra nuestras ilusiones, con un doblete que nos duele mucho: menos de un cuarto de hora con una falta que sorprende a Buffon y al final de la primera parte con una navaja que deja al descubierto nuestras incertidumbres defensivas. Italia sólo tuvo una ocasión, pero De Gea reaccionó al cabezazo perentorio de Belotti.
Los españoles son más maduros, sólidos, equilibrados y por tanto también más decididos. Lopetegui elige una especie de 4-1-4-1 que se transforma en 4-3-3 con Silva falso nuevo, Isco y Asensio que se van fuera y nos cortan en rodajas y Busquets para proteger la defensa. Siempre tienen el balón y casi siempre logran abrirse paso por el medio. Italia ni siquiera consigue reiniciar a pesar de la buena secuencia de Candreva apoyada por Darmian. Verratti, una vez más, suspende el examen de italiano. Insigne, recién salido de la camiseta número 10 y gran duda el día anterior, rara vez se enciende pero al menos lo intenta (sus tres tiros de cuatro).
Al comienzo de la segunda parte tuvimos una oleada, pero la mejor oportunidad seguía siendo española.: partido formidable de Isco y milagro de Buffon sobre Carvajal. Incluso con los cambios fueron mejores: Bernardeschi, Eder y luego Gabbiadini no tuvieron influencia. Morata, sin embargo, marca el 3-0.
La retirada es clara, abrupta. No esperábamos ganar en el templo, pero esperábamos no ser derrotados.. El Bernabéu, que nos dio el título mundial hace 35 años, es esta vez una sentencia. En la encrucijada tomamos el camino equivocado.
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