Fiumicino – Había estado enfermo por un tiempo, eso lo sabía. Pero es noticias que nunca quise escribir. Mario Russo D’Auria se ha ido, y Isola Sacra pierde a uno de los «centinelas» más competentes y apasionados de la región.
Una vida aventurera, transcurrida entre Italia y España, compromiso de diez años en el sindicato, responsable de la seguridad del aeropuerto. A lo largo del tiempo ha construido una familia espléndida, con su esposa Pepita y sus dos hijos -a quienes van mis condolencias- ha construido una serie de relaciones importantes, dentro del Municipio, en el aeropuerto, con la policía. Pero sobre todo con la gente, esa gente a la que siempre escuchaba y para lo cual estaba dispuesto a todo, a solicitar a las instituciones, a involucrarse.
Fundó la asociación Proyecto futurotambién se involucró en la política, creando Gil, la banda independiente libre de Fiumicino. Ha sido delegado del alcalde para problemas de plomería locales. Y fue demasiado una de las personas más cercanas a mí cuando nació Faro en línea, del que fue «padrino» desde el primer minuto, sugiriendo artículos, proponiendo noticias, acompañándome en largas reflexiones a la hora del café, que muchas veces se traducían también en mi «Notas de viaje» con el cual analizo históricamente lo que está pasando en la ciudad.
Amable y gruñón a la vez, había que saber tomarlo. Y la clave de todo era escucharlo, la misma escucha que dio a todos los ciudadanos que quería hablar con él. La amabilidad y la lealtad fueron las únicas partes que exigí, y no por él, sino por los problemas de la comunidad.
Recuerdo las mañanas interminables en busca de vertederos ilegales, olvidado por todos; o días dedicados a inspecciones a lo largo de los canales de recuperación, a menudo cubiertos de vegetación (y por lo tanto extremadamente peligrosos en caso de inundación) o incluso atacados por la contaminación.
Para pasear con Mario vía Torre Clementina era un problema: «demasiados» saludos, abrazos, apretones de manos. Un café puede durar incluso unas pocas horas, había tanta gente con la que estaba conectado. Y siempre con una sonrisa, con su trato afable, elegante y antiguo.
Luego la enfermedad, que avanzaba lenta, lenta pero inexorablemente, y lo privó -incluso antes de las fuerzas para caminar- de las ganas de seguir luchando. Él, un león siempre listo para saltar, no pudo soportar el impedimento a que lo obligaba la enfermedad.
Recuerdo las conversaciones, los almuerzos en su casa con los manjares que preparaba Pepi, su mujer, las discusiones sobre cómo la sociedad se perdía en el nuevo milenio, su disponibilidad hasta en las pequeñas cosas, su espíritu, su determinación.
Fiumicino pierde a una gran persona. Es el ciclo de la vida, por supuesto, pero todavía duele. Y el único consuelo es esperar que ya haya nacido «otro» Mario Russo D’Auria. Fiumicino necesita gente como él ahora más que nunca.
Adjunto aquí un enlace a algunos de los artículos que dan testimonio de la inmensa cantidad de intervenciones realizadas para el territorio. leer aquí
Condolencias del alcalde Montino
Con gran tristeza me entero hoy del fallecimiento de un ser querido.
Lamentablemente, Mario Russo D’Auria, en el pasado mi delegado para cuestiones relacionadas con la seguridad hidráulica de las áreas de recuperación, con especial atención al área de Isola Sacra, nos dejó durante la última consulta.
Siempre me ha unido a Mario una relación de estima, transparencia y leal confrontación política, muchas veces tormentosa. Como saben, cuando lo elegí como delegado, él no era parte de mi coalición, de hecho, era mi oponente político. Pero siempre he respetado tu voz libre en defensa de Fiumicino. Es por esto y por su historia de ferviente defensor de nuestro territorio que hice esta elección.
Quisiera expresar a mi familia ya mis amigos toda la cercanía de la administración municipal que dirijo. Se extrañará mucho la simpatía, inteligencia y terquedad de Mario.
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