La incertidumbre política en los principales países europeos refuerza el papel de Italia y Draghi

Le contexte politique en Europe, caractérisé par un leadership qui peine à se démarquer ou fragilisé par la montée des forces nationalistes, semble être un terreau fertile pour le renforcement de l’Italie sur la scène internationale, porté par la crédibilité et l’autorité du Primer ministro mario draghi. El resultado de las elecciones legislativas en Francia, el final de la era de Angela Merkel en Alemania, en el Reino Unido de boris jhonson ahora fuera de la Unión Europea y una España con un gobierno minoritario obligado a cerrar acuerdos con los separatistas, son piezas de un mosaico que de hecho plasma la gran situación de incertidumbre que se vive en Europa y que favorece al presidente del Gobierno italiano como posible principal interlocutor de los Estados Unidos. En un contexto complicado por el conflicto en Ucrania y sus repercusiones económicas -desde la inflación hasta el alza de los precios de la energía-, el Presidente Joe Biden necesita particularmente una Europa unida y sólida. Pero la realidad parece traicionar esta expectativa.

La segunda vuelta de las legislativas de ayer en Francia parece haber sancionado un escenario ingobernable para el presidente emmanuel macron que no obtuvo la mayoría absoluta en la Asamblea Nacional. El riesgo de la convivencia -un presidente y un primer ministro, expresión de dos campos opuestos- sigue siendo una realidad concreta, dada la voluntad de Jean-Luc Mélenchonlíder de la coalición de izquierda Nupes, y Marina Le Pen, que encabeza la Agrupación Nacional, para avergonzar lo más posible al jefe de Estado. En Alemania, Canciller Olaf Scholz intenta, no sin dificultad, recoger el pesado legado de Merkel: ya en crisis por los retrasos en el envío de armas a Ucrania -hecho por el que fue atacada por el embajador ucraniano en Berlín André Melnyk – el líder socialdemócrata se ve obligado a formar una coalición con ideas distintas sobre política presupuestaria y energética, una realidad que se complica aún más por el corte del suministro ruso y el embargo de petróleo previsto por la Unión Europea. En el Reino Unido, entonces, el contexto político interno es aún más complejo: ya debilitado por el Brexit, el país se encuentra en una posición difícil y con un Primer Ministro -Boris Johnson- muy disputado pero aún en la silla de montar a pesar de una votación interna de ninguno. confianza en el Partido Conservador, sobrevivió a pesar de que el 46% de los parlamentarios se oponían a su liderazgo. En España, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, tras años de aprovecharse de los problemas de la oposición de centro-derecha, se encuentra ahora ante un partido popular revitalizado por la nueva dirección de Alberto Núñez Feijoo y el Presidente de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. La clara derrota del Partido Socialista -fuerza política del presidente del Gobierno- en las elecciones de Andalucía, región históricamente de izquierdas, también pone en crisis al presidente del Gobierno español, obligado ya a liderar un Gobierno basado en el apoyo de los separatistas

Es en este escenario europeo donde crece el peso que copan Italia y Mario Draghi, cuyo mantenimiento mucho más allá de 2023 es una opción cada vez más concreta dada la debilidad de los partidos y coaliciones, puesta también de manifiesto por el resultado de los despachos administrativos. El hermoso país, paradójicamente, hoy parece más estable que Francia, Reino Unido o España. El gobierno de Draghi, a pesar del descontento dentro de la Lega y el M5, puede contar con una mayoría muy amplia que no piensa perder su apoyo al ejecutivo. Ni siquiera cuando mañana, en el Palacio Madama, el Presidente del Consejo se presente para las comunicaciones con vistas al Consejo Europeo. Varias veces huyó del Palazzo Chigi por cuestiones internas del partido, como las del Movimiento 5 Estrellas entre giuseppe conte Y Di Maio – no deben condicionar las opciones de política exterior del gobierno. Esa misma política exterior europea que hoy, más que nunca, necesita una orientación firme y responsable, como expresaron la semana pasada durante el viaje a Kyiv los tres líderes europeos, Italia, Francia y Alemania. Un éxito diplomático y personal para Draghi, que pudo reincorporar al país a la troika europea de la que a menudo había sido excluido y persuadir a Macron y Scholz de revisar sus posiciones para facilitar una línea europea unida. También en el frente de la energía, donde la iniciativa de tope de precios del gas de Italia está ganando más fuerza “asistida” que el recorte de suministro impuesto por Moscú en las últimas semanas. Equilibrios que por tanto se redefinen y que prefiguran cambios también en el eje con Washington y la administración Biden que se centrarán más en Draghi como interlocutor privilegiado para llevar a cabo las políticas comunes de Occidente.

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Agata Olvera

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