La rivalidad entre ambos países tiene más de mil años y va mucho más allá de la cancha. De la invasión de la Península Ibérica a las tensiones por Ceuta y Melilla, la complicada relación entre ambos países, hoy protagonistas de los octavos de final en Qatar
El de España-Marruecos no es sólo un octavos de final, además inédito a nivel mundialista. Saliendo del campo, se enfrentan en Doha, Qatar, dos países que tienen a sus espaldas una rivalidad milenaria y que aún hoy viven tensiones y problemas en la piel, ligados principalmente a los enclaves de Ceuta y Melilla.
Un choque que tiene 1.300 años de historia
Para rastrear el origen de las hostilidades hay que retroceder en el tiempo, unos 1.300 años, cuando Marruecos, o mejor dicho el Califato Omeya, la dinastía árabe que controlaba las tierras bereberes, conquistó toda la Península Ibérica. Una presencia aún hoy evidente, en el patrimonio cultural y artístico que España heredó de los moros. Pero esto, por supuesto, no fue indoloro, ni mucho menos, y no podía ser de otra manera, aceptado de buen grado (EL ESPECIAL DE LA COPA DEL MUNDO SKY TG24 – EL CALENDARIO COMPLETO – LA OCTAVA MESA – CANCIONES OFICIALES).
los reconquista y la represión de los musulmanes
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Los cristianos tardaron siglos en completar la reconquistacon dramáticas consecuencias, comenzando en 1492 con una de las peores persecuciones religiosas de la historia, con Isabel de Castilla y Tomás de Torquemada que, al frente de la Santa Inquisición, obligaron a musulmanes y judíos a convertirse al catolicismo para no acabar siendo víctimas de tortura y asesinato.
Tensiones en torno a Ceuta y Melilla
Insatisfechos, los españoles tomaron Ceuta y Melilla en territorio marroquí para controlar las Columnas de Hércules de ambos lados y aún hoy defienden los dos enclaves con muros y alambre de púas para mantener alejados a los inmigrantes. A Marruecos, por decirlo suavemente, no le gusta ver la bandera española en dos lugares que considera de su propiedad, y mucho menos ser atravesado por grupos de inmigrantes que, al no poder cruzar la frontera, acaban acampando a las afueras de las ciudades marroquíes en precarias condiciones. . España, por su parte, no tiene intención de ceder. Por tanto, es difícil reducir el partido de hoy a un simple partido de fútbol.
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