la figura de una mujer, Isabel Farnesio (1692-1766), reina consorte de España y protagonista de la historia de Europa en el siglo XVIII, estará en el centro del encuentro promovido por la Asociación Cultural Anassilaos, junto con la Biblioteca Pietro De Nava, en el marco de los actos organizados por el Municipio de Reggio Calabria con motivo del 50 aniversario de los bronces de Riace, con motivo de la presentación del volumen del profesor Giulio Sodano «Elisabetta Farnese/Duquesa de Parma, Reina consorte de España/Matrona de Europa” publicado por Salerno Editrice que se llevará a cabo Jueves 24 de noviembre a las 17:00 horas en la sala Giuffrè de la Biblioteca De Nava. El presidente prof. José Cardi. Será presentado por el Dr. Fabio Arichetta, miembro de la Diputación de Historia de la Patria de Calabria y responsable del Centro de Estudios de Historia Moderna y Contemporánea «Rosario Romeo» de la Asociación Anassilaos. El siglo XVIII se caracteriza por la presencia en la historia de Europa de unos pocos soberanos que ostentaban personalmente el poder real y eran reinas: de la reina Ana en Gran Bretaña, último heredero de la dinastía Stuart (1707-1714) de la emperatriz María Teresa de Habsburgo (1717 – 1780) cuyos eventos dinásticos y políticos se cruzaron con los de Elisabetta Farnese hasta Catalina II de Rusia (1729 – 1796), quien hizo de su país adoptivo un imperio respetado y temido en Europa. Junto a las reinas que ostentan el poder real se encuentra la reina consorte de España que pudo operar, como las otras reinas consortes cuya historia en Europa es rica, protegiéndose de su consorte real, el rey Felipe V de Borbón. El poder de las reinas consortes y, en algunos casos, de las reinas viudas, depende no sólo de su personalidad sino también y sobre todo de las circunstancias. Isabel supo desplegar las más diversas iniciativas políticas y dinásticas en presencia de un marido psicológicamente frágil y débil. Tenía de su lado la experiencia de su familia, los Farnese, cuya fortuna, como era de esperar, nació de una mujer, la bella Giulia Farnese, la amante del Papa Alejandro VI Borgia, quien, ante la insistencia de la esposa, nombró a su hermano Alessandro cardenal, que en 1534 fue elevado al trono papal con el nombre de Pablo III. No es casualidad que el cardenal Giulio Alberoni, súbdito de la familia Farnese, que trabajó para que Isabel se casara con Felipe V de España a la muerte de su primera esposa, la definiera como «Listo como un gitanoen referencia a sus innegables dotes políticas. Reina consorte todo menos pasiva y tras bambalinas, su figura se presta al análisis de la contribución femenina a la realización de la soberanía monárquica europea, en línea con la atención de la historiografía más reciente sobre la realeza femenina, sobre el papel de las reinas consortes como así como la influencia de la mujer en la construcción de los juzgados. Los acontecimientos de Farnesio deben en efecto situarse en un marco de estudios que se ha renovado profundamente en las últimas décadas. El profesor Sodano presta gran atención a la formación de la futura Reina de España en los años de decadencia de los antiguos estados principescos italianos, decadentes, pero con cortes todavía vivas y capaces de representar modelos culturales y artísticos. Precisamente el destino de la península itálica representa el corazón de la política internacional posterior de la Reina de España. Queríamos ir más allá del estereotipo de la «madre ambiciosa», para comprender mejor las concepciones globales de Elizabeth. La Vida de la Reina de España abordó los temas internacionales que caracterizaron al viejo continente en la primera mitad del siglo XVIII: el conflicto global entre las potencias coloniales de Francia e Inglaterra; la crisis y resiliencia de los países mediterráneos; primero la afirmación de los Habsburgo de Viena y luego el surgimiento de Prusia como núcleo alternativo alemán dentro del Imperio. Es en este cuadro muy complejo que Elisabetta Farnese implementó una política prudente dirigida a la afirmación de la dinastía. Es sobre todo gracias a su trabajo enérgico y no siempre convencional que nacieron muchas ramas de la familia borbónica, destinadas a dominar Europa en la segunda mitad del siglo XVIII con rasgos muy comunes.
«Erudito zombi. Amable amante del alcohol. Organizador. Pionero del café de toda la vida. Evangelista de Internet. Friki de Twitter. Aficionado a la música».