Según datos del Instituto Portugués del Mar y de la Atmósfera (IPMA), la temperatura máxima –46,4 grados– se registró en Santarém, al norte de Lisboa. Por si la prolongada ola de calor no fuera suficiente, desde el martes una gran nube de polvo y arena procedente del Sahara y del Sahel ha contribuido a deteriorar la calidad del aire en casi todo Portugal, provocando problemas respiratorios e inflamación de los ojos.
Calor extremo provoca grandes incendios especialmente en las regiones del sur, pero también en las regiones del centro y norte de Portugal. El incendio más intenso y prolongado, que estalló el sábado pasado y fue avivado por fuertes vientos, devastó ocho mil hectáreas en Odemira, Alentejo, 200 kilómetros al sur de la capital. Las llamas, que afectaron a un perímetro de 50 kilómetros en sus peores fases, obligaron a la Guardia Nacional Republicana a evacuar a cerca de 1.500 personas; Precisamente ayer, los bomberos -más de mil personas movilizadas, además de 15 aviones y 320 vehículos- lograron contenerlos. Afortunadamente no se reportaron víctimas, pero 9 personas fueron hospitalizadas por quemaduras o tabaquismo.
Siete mil hectáreas de bosques y matorral mediterráneo ya se habían consumido en Castelo Branco, en el centro del país, en la frontera con España, mientras que nuevos incendios -a menudo de origen malicioso o provocados por comportamientos irresponsables- se declaraban en Leiria y más allá. al campo. al sur, en el Algarve. Según el Instituto de Conservación de la Naturaleza y de los Bosques (Icnf), durante los nueve primeros días de agosto, la mitad de la superficie quemada en Portugal durante el año 2023 se esfumó.
En el frente del fuego En la vecina España, las cosas están un poco mejor, sobre todo teniendo en cuenta la increíble devastación del verano pasado. En los últimos días, los incendios más graves han sido los de Portbou -en Cataluña, en la frontera con Francia- con 570 hectáreas quemadas y en Bonares -en Andalucía- con 450 hectáreas arrasadas.
Pero también aquí el calor afectó a prácticamente todo el país, incluidas las regiones del norte, tradicionalmente frescas y lluviosas incluso en verano. La tercera ola de calor de este año hizo que el mercurio se disparara a 45 grados. «La temperatura media» detectada ayer «supone un récord desde 1950», explicó la Agencia Nacional de Meteorología (Aemet) en Madrid. Se ha declarado alerta roja en once provincias -entre ellas Andalucía, Comunidad de Madrid, Castilla-La Mancha, País Vasco y Castilla-León-, mientras que muchas otras están en alerta naranja y amarilla. También es preocupante que el calor muchas veces no permite respirar, ni siquiera de noche: ayer a medianoche, en el municipio de Aldén -en Castilla-La Mancha- los termómetros aún marcaban 35 grados.
Sólo a partir del viernes En la Península Ibérica se espera que las temperaturas comiencen a bajar, pero a partir de este día el anticiclón africano golpeará Cerdeña y luego se extenderá sobre la península italiana hasta el 20 de agosto.
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