En Italia, las próximas elecciones legislativas se celebrarán en la primavera de 2023, pero Goldman Sachs ya empieza a medir sus posibles efectos sobre la deuda. Los cupones de bonos del gobierno han estado subiendo durante algunos meses, en previsión de una subida de tipos por parte del BCE para luchar contra la inflación. Hoy, el diferencial BTP frente al Bund alemán ha aumentado en más de 195 puntos básicos y el rendimiento italiano a 10 años está ahora por encima del 3%. Según el banco estadounidense, el riesgo de una nueva crisis de deuda es remoto, pero existen algunos elementos de preocupación.
Prueba de esfuerzo de Goldman
Para medir la vulnerabilidad de las deudas europeas, Goldman Sachs ha desarrollado una especie de prueba de estrés basada en lo que se denomina «límite de rendimiento». Este es el umbral más allá del cual el rendimiento de los bonos soberanos conduciría a un aumento de la relación deuda/PIB, desencadenando una espiral negativa. Mientras que Grecia, España y Portugal aún están lejos de lograrlo, Italia se acerca rápidamente al techo. La rentabilidad BTP a 7 años se sitúa en el 2,3%, no muy lejos del límite de sostenibilidad fijado por el banco americano en el 2,75%. Un eventual avance, dijeron los analistas, requeriría «reformas significativas» para controlar la relación deuda-PIB.
Lo que afirman los BTP
Por ahora, sin embargo, Italia tiene varios amortiguadores capaces de amortiguar el impacto del shock energético y económico sobre la deuda italiana. «Aunque las previsiones de crecimiento real para el sur de Europa siguen amenazadas debido a la crisis y la guerra en Ucrania, los efectos a corto plazo del alto crecimiento nominal, el apoyo fiscal europeo persistente y el endurecimiento monetario gradual aún dejan tiempo para que la región aborde sus debilidades estructurales». .” Su importe dependerá también del vencimiento medio de la deuda, que en el caso de Italia, España y Portugal ronda los 7 años, mientras que para Grecia es de 21 años.
El desafío del PNR
Según Goldman Sachs, la estabilidad futura de los presupuestos de estos países dependerá sobre todo del resultado de las próximas elecciones previstas para la primavera de 2023 para Italia y Grecia, en otoño para España. “El riesgo implícito de estas vueltas electorales es el de la discontinuidad política, tanto más relevante cuanto que el sur de Europa es el principal beneficiario del Fondo de Recuperación”, apunta el banco estadounidense. «Como el fondo se enfoca en reformas e inversiones, requiere un alto grado de coherencia política a lo largo del tiempo». Una continuidad de acción que para Italia, una vez expirado el mandato del gobierno de Draghi, dista mucho de ser evidente.
El riesgo de una coalición euroescéptica
Al contrario de lo que ocurre en España, según Goldman Sachs, las formaciones políticas favorecidas para votar en Italia no comparten la voluntad de mantener y acelerar la integración europea. “La coalición más escéptica al respecto (Fratelli d’Italia y Lega) está constantemente en lo más alto de las encuestas”, observan los analistas. “Por lo tanto, en el panorama político italiano, un cambio en la coalición gobernante podría aumentar la incertidumbre sobre la implementación del Fondo de Recuperación, su impacto en el crecimiento y, en consecuencia, su contribución a la sostenibilidad de la deuda”. (Reservados todos los derechos)
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