Crítica: Los inseparables – Cineuropa

– Jérémie Degruson ofrece un entretenimiento familiar inteligente y animado que nos empuja a ser nosotros mismos, más allá de los límites de nuestro estatus social.

Los estudios nWave de Bruselas y su fundador Ben Stassenya retirado, se hizo conocido a finales de los años 2000 con sus películas de animación en 3D, en una época en la que los cines apenas estaban equipados para acoger avatares. Con esta experiencia técnica en un sector innovador, nWave aprovechó la oportunidad para desarrollar otra área de especialización, esta vez en el storytelling, convirtiéndose en uno de los principales estudios europeos productores de largometrajes de animación para todo tipo de públicos, exportados a todo el mundo, con la ambición declarada de competir con Disney y Pixar en este campo, recurriendo a menudo a guionistas anglosajones expertos en el sector. Su última película, Los inseparables [+leggi anche:
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dirigido por Jérémie Dégruson y distribuida en Francia la semana pasada por KMBO y mañana en Bélgica por Belga Films, nos lleva directamente al terreno, ya que desde los primeros minutos el espectador se ve catapultado al corazón de Central Park, entre bastidores de su teatro de marionetas.

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Conocemos a Don, un antihéroe que está cansado de ser un bufón y un lacayo. Le gustaría ser un héroe, aunque sólo fuera por una vez. Pero en la tropa, la ropa hace al hombre y Don se da cuenta de que tendrá que escapar para convertirse en el valiente caballero que sabe que puede ser. Mientras deambula por el hostil patio de juegos del parque en busca de un muñeco del tamaño de una moneda de queso, Don se encuentra con DJ Doggy Dog, un animal de peluche abandonado por sus dueños. El perrito está cansado de verse confinado a los versos de rap que de vez en cuando escupe su crepitante altavoz y sólo tiene un sueño: encontrar una familia. Los dos amigos se embarcan en una extraña aventura que involucra patitos y dragones, minigolf y molinos de viento, con el apoyo de Dee, que ya está harta del papel de damisela en apuros.

¿Qué pasa detrás de escena del teatro cuando los actores se quitan el vestuario? ¿Se mantienen en el personaje? ¿Podemos escapar de los roles que nos asignan? Esta reflexión sobre la identidad se materializa en tres divertidos juguetes que inconscientemente asumen tres roles míticos de nuestra imaginación, Don Quijote, Sancho Panza y Dulcinea, haciéndolos suyos y modernizándolos al mismo tiempo. Es una aventura que plantea preguntas interesantes y oportunas y se basa en el poder de las historias y la imaginación.

En cuanto a la producción, Jérémie Degruson y los animadores de nWave se divirtieron mucho creando diferentes niveles narrativos, cada uno utilizando sus propias técnicas de animación: están los espectáculos teatrales que abren y cierran la película, la aventura en Central Park y los vuelos de Don que mezcla 2D y 3D, con algunas tomas que combinan estas técnicas, todo ello acompañado de una enérgica banda sonora del grupo belga Puggy, que le gusta revisitar dónde está mi cabeza Duendecillos. No faltan referentes para adultos (Cervantes, musicales, cultura hip hop y club de lucha a través de los Pixies), mientras que los personajes están caracterizados de manera convincente. En definitiva, una comedia de fin de curso para familias inteligente y eficaz.

Los inseparables está producida por nWave en coproducción con la francesa Octopolis y la española A Contracorriente Films.

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(Traducido del francés)

Felipe Casado

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