En 2023, 1.000 personas morirán en el mar de camino a España – EURACTIV Italia

Al menos 951 personas murieron intentando llegar a España en pequeñas pateras en el primer semestre de 2023, la mayoría con destino a las Islas Canarias y la ruta de Argelia en la costa levantina española (Levante) y las Islas Baleares. Esto es lo que reveló el jueves un nuevo informe de la ONG. Caminando Fronteras.

Otras 50 personas murieron intentando cruzar el Estrecho de Gibraltar y otras 21 murieron durante las travesías por la ruta marítima de Alborán (en la parte más occidental del Mediterráneo).

El informe de Vigilancia del Derecho a la Vida advierte que algunas rutas, “especialmente las Islas Canarias”, están aumentando “su capacidad letal”, incluso cuando las cifras oficiales reflejan una disminución en el número de llegadas de pequeñas embarcaciones.

Del 1 de enero al 30 de junio llegaron a España 12.192 personas a bordo de pequeñas embarcaciones neumáticas, un 4,17% menos que en 2022. De ellas, 4.865 se dirigieron al Estrecho de Gibraltar, al Mar de Alborán y a Baleares (un 29,2% más) y 7.213 a la ruta de Canarias (un 18,5% menos), según muestra un nuevo estudiar del Ministerio del Interior español.

Caminando Fronteras alerta periódicamente a las autoridades sobre las salidas de pequeñas embarcaciones en el Atlántico y el Mediterráneo.

En los últimos seis meses se han producido 49 tragedias en pequeñas pateras con destino a España: 28 en Canarias, once en el Estrecho de Gibraltar, ocho en la ruta hacia Argelia y dos en el mar de Alborán, en las que al menos 112 mujeres y 49 niños murieron.

El mes más mortífero fue junio, con 332 víctimas, seguido de febrero con 237, enero con 138 y abril con 130. En 14 casos, las embarcaciones involucradas en estas tragedias desaparecieron y sus ocupantes estaban “desaparecidos”.

Operaciones de rescate caóticas

Según el informe, ciudadanos de 14 países murieron en pequeñas embarcaciones frente a las costas de España en la primera mitad del año. Procedían de Argelia, Camerún, Costa de Marfil, Gambia, Guinea, Etiopía, Comoras, Malí, Marruecos, República Democrática del Congo, Senegal, Siria, Sri Lanka y Sudán.

Pero el estudio va más allá de contar las vidas perdidas y analiza lo que está sucediendo en diferentes caminos, con conclusiones críticas para España y Marruecos.

El número de muertos y “desaparecidos” en las rutas marítimas hacia España va en aumento (según su recuento, son 13 más que en el primer semestre de 2022) aunque el flujo de pequeñas embarcaciones ha disminuido porque a veces no es necesaria la búsqueda los medios se despliegan o las operaciones de rescate se activan con retraso, ja prevenido entonces vete.

Caminando Fronteras denuncia la “mala coordinación entre los países que deben activar los servicios de rescate”. “En el caso de España y Marruecos, la coordinación no se basa en el derecho a la vida, sino en negociaciones bilaterales sobre control migratorio”, dice el informe.

Racismo institucional en España y Marruecos

Como ejemplo de mala o total ausencia de coordinación, la ONG cita el caso del hundimiento de una pequeña canoa encontrada el 21 de junio a unos 160 kilómetros al sur de Gran Canaria, en el que murieron 36 personas y sólo se recuperaron dos cadáveres.

La víspera, sobre las 20.00 horas, un avión español lo había localizado y en ese momento un barco de salvamento, el Guardamar Calíope, rescataba otra embarcación a apenas 46 kilómetros de distancia, o una hora de viaje.

España encomendó la coordinación de la operación a Marruecos, cuya patrullera llegó sólo 10 horas después, cuando la pequeña embarcación ya estaba destrozada, destacó Caminando Fronteras.

“España da prioridad al traspaso de responsabilidades a Marruecos antes que a la protección de vidas humanas. Los servicios de emergencia españoles estaban más cerca, con más recursos y, aunque las muertes se hubieran podido evitar, se retiraron para que Marruecos pudiera garantizar la coordinación”, afirmó la ONG.

“Esto sólo se aplica a los inmigrantes, pero no cuando otros grupos, como los pescadores o los pasajeros de yates de recreo, están en peligro”, lamenta.

La ONG habla también de «racismo institucional» a partir del trato que sufrieron, por ejemplo, los ocupantes de una patera rescatada en mayo en el sur de Gran Canaria, que al desembarcar declararon haber sido alcanzados a balazos en su salida, en Cabo Boujdour, y que dos de sus compañeros habían muerto gravemente heridos durante la travesía.

(Fernando Heller | EuroEFE.EURACTIV.es)

Agata Olvera

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