Salud mental, 8 cosas que aprendí de los psicólogos que me hacen la vida más fácil

Salud mental, 8 consejos de psicólogos que te hacen la vida más fácil

El debate sobre la salud mental, justo y necesario, se ha desarrollado mucho en 2022 junto con el interés por un tema que también trasciende el ámbito político. Pero cuidar tanto tu salud mental como tu salud física es una necesidad. que todavía tenemos que asimilar, interiorizar y naturalizar. Como periodista que llevo varios años escribiendo sobre este tema, he intentado, aunque no siempre con éxito, poner en práctica algunos de los maravillosos consejos de los profesionales que he conocido. Son numerosos y difíciles de reducir a unas pocas líneas, pero he intentado resumir todos los que se me han quedado grabados y que de alguna manera me ayudan a simplificar mi vida.

#1.Cuidarte no significa ser egoísta

Por qué el cuidado personal debería ser una prioridad en la vida fue el tema de uno de mis primeros artículos sobre salud mental, y una de las cosas que traté de decirme a mí mismo cuando me sentía culpable por hacerlo. Siempre me ha ayudado la explicación que me dio la psicóloga Sara Noheda: “Puedo ayudar a los demás en función de cómo me siento. Si no estoy bien, no tengo nada que dar. Todo empieza conmigo. Éste no es un enfoque egoísta, sino realista. » Además, pensar que cuidar de uno mismo no es una prioridad muchas veces desencadena otro pensamiento negativo: creer que otros deberían hacerlo por nosotros, entrando así en un estado de inercia compuesto de elementos negativos. se quejan de que no benefician a nadie.

#2. Preocuparte por todo no significa que seas más responsable

Hasta hace poco, pensaba que era necesario desperdiciar mi energía en qué pasaría si pudieran surgir en determinadas situaciones. Y preocuparse antes de que sucedieran las cosas era una forma de anticipar y prepararse para afrontar cualquier acontecimiento malo. Pero cuando caigo en estas peligrosas dudas, pienso en esta afirmación de la psicóloga Ana Gutiérrez Laso: «Preocuparse no significa hacer lo correcto. “Prepreocupación” define el estado interno que precede a “cuidar” realmente algo, y no es necesario desperdiciar energías antes, sino ponerse a trabajar lo antes posible. Preocuparse no significa que esté haciendo lo correcto para afrontar una situación, y cuando la preocupación es excesiva, conduce a un bloqueo en lugar de una respuesta eficaz.

#3. La positividad se aprende.

Desde hace algún tiempo ya no quiero quedarme en la mentalidad conformista que consiste en creer que la positividad es un estado de ánimo ineludiblemente ligado a la personalidad, con la que se nace o no se nace. Es un argumento sencillo que varios expertos han desmentido en numerosas entrevistas. «Puedes aprender a ser positivo, pero para ello hay que trabajar duro y ser constante.. El cambio es un desafío porque nuestra mente está acostumbrada a pensar y mirar de una manera totalmente distinta a la que queremos”, me dijo Blanca Tejero Claver, investigadora del grupo de ciberpsicología de la Unir, una universidad online relacionada con los negocios. Estoy seguro de que puedo encontrar mejores soluciones, vale la pena hacer el esfuerzo.

#4. no puedo tenerlo todo

Mensajes de empoderamiento que nos hacen creer que podemos lograr cualquier cosa pueden generar esa atracción tóxica positiva que crea efectos negativos cuando no logramos el resultado deseado. La realidad es que el fracaso es parte de la vida.. Como me dijo una vez el psicólogo José Elías, “los fracasos son peldaños hacia el éxito”. “Siempre hay algo que hacer, nuestras vidas son cada vez más complejas, aprender a identificar aquello que no necesariamente hay que conseguir hoy pero que se puede repartir a lo largo de la semana ayuda mucho”, añade la psicóloga Ibana Hijosa Sola.

#5. La autoestima es un esfuerzo de equipo.

Hace un tiempo escuché a la actriz Cayetana Guillén Cuervo hablar de la necesidad de crear «una red femenina de solidaridad entre mujeres»: algo importante y necesario si tenemos en cuenta los resultados de diversos estudios, que demuestran que las niñas tienen menos confianza en sí mismas desde la infancia. . . En 2017, la revista Ciencia concluido que Las niñas de seis años tienen menos probabilidades que los niños de seis años de sentirse “inteligentes” y “brillantes”. Es por ello que me gusta practicar el refuerzo positivo con las personas que me rodean, destacando las cosas positivas que destacan de ellas y acercándome a ellas de forma afectuosa. Me hace sentir bien y también mejora mi salud mental (y la de los demás).

#6. Aprende a tratarte bien

«Cuando nos convertimos en los mejores amigos del otro, la vida es más fácil«. Esta cita de Diane Von Furstenberg es una gran verdad que siempre debemos intentar poner en práctica. ¿Con qué frecuencia nos hablamos a nosotros mismos de una manera dura y exigente que nunca usaríamos con nadie más? No diré que fue fácil -aún soy demasiado duro conmigo mismo cuando me equivoco-, pero intento recordar esta frase y la explicación que me dio el psicólogo Jesús Matos: “Aprender a cambiar la forma en que nos tratamos a nosotros mismos tiene la capacidad de cambiar nuestra forma de pensar.

#7. Hablar de salud mental en público

En los últimos años, muchas figuras públicas se han pronunciado sobre su estado de ánimo, normalizando un debate que durante mucho tiempo se consideró casi tabú. Hablar de salud mental delante de los demás mientras hablamos de otros aspectos de nuestra salud física es muy útil y, como explica la psicóloga Ana Gómez de Escauriza, «compartir nuestros sentimientos y nuestras emociones nos ayudarán a gestionarlas y regularlas mejor.

#8. Pensar menos para tener más energía

En la era del pensamiento excesivo y la incertidumbre, me ha ayudado mucho intentar implementar procesos de Saneamiento mental y minimalismo psicológico. No es fácil frenar esta espiral de pensamientos constantes que nos encierran en un peligroso círculo vicioso, pero cuando los veo aparecer intento pensar en esta recomendación de Pilar Guerra. «Es imposible ser feliz cuando nos volvemos pensadores obsesivos. El gasto energético es extremo: no hay peor ejercicio que correr 100 metros corriendo dando vueltas en el primer metro cuadrado.»

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Este artículo fue publicado en Vogue España.

Martita Bailon

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